Día 9


               Bueno, el caso es que no, internet no es nada fiable, un ataque terrorista... Yo creo que no. ¿Gente muere por heridas y al cabo de unos minutos este moviéndose y son ganas de comerse a todo lo que se mueve? ¿Ataque terrorista? ¿Por todo el globo? Repito, yo creo que no. Lo último, ultimísimo que escuchamos fue por un aviso de emergencia que decía que los muertos habían tomado la ciudad. Nosotros decidimos ir a la casa de Cherry (era lo que más cerca teníamos) para ir a buscar comida y armas. El padre de Cherry era comandante de los Delta. Un grupo de combate en tierra. En una ocasión Cherry me había dicho que había un armario al lado de las escaleras que subían al segundo piso que estaba completamente lleno de armas y munición. Así que Ryan, Rosse y yo nos fuimos hacia casa de Cherry, mientras que Marcus y Wendy se quedarían en el almacén para protegerlo de esas cosas. Habían tablones de madera y taladradoras, martillos, tornillos, clavos, estábamos provistos de materiales para hacer un buen reforzamiento de las pocas ventanas que había en aquella gran sala. Así pues los dejamos trabajando y nos fuimos a inspeccionar la casa.
Cuando llegamos todo seguía exactamente igual, fuimos a por latas de comida pero ya era tarde, alguien había sido más rápido que nosotros y había cogido todas las latas de comida. Me dirigí hacía el armario. ¡No podía ser, también habían robado las armas! Era imposible nadie sabría eso, nadie podía haber sabido donde guardaban la llave, nadie excepto... ¡Cherry, ella seguía viva! Solo había dejado una 9 mm con sus cargadores correspondientes, también había dejado, unas bolsas de patatas fritas y unos cruasanes de fábrica y una botella de agua. Y una nota que decía.
                -Suerte-
               ¿¡Suerte, oh venga, estas de coña?! ¿Suerte? ¿Suerte? ¿A quien cojones se le ocurre poner suerte en un puto apocalipsis zombie? Pero bueno, al fin y al cabo quería decir que estaba viva, Cherry estaba viva. La encontraría costase lo que costase. La buscaría hasta el fin de mis días, hasta mi último aliento. No pararía hasta encontrarla. Entramos con cuidado por la puerta trasera del almacén. Wendy y Marcus estaban hablando, seguramente echando pestes de todo el mundo, pero cuando nos vieron se callaron enseguida. 
                -¿Qué ha pasado con la comida? ¿Y las armas?- dijo Wendy mirándonos de arriba a abajo.
                -Esta viva.
                -¿Qué?- se acercó a Rosse y dijo en bajo-  ¿Se ha vuelto definitivamente loco?- Rosse negó con la cabeza. Y su amiga puso cara de extraño.
                -Cherry, Cherry sigue viva. Sigue viva y nos ha dejado una nota. 
                -Wow, Cherry sigue viva, que bien
                -Eh, Wendy no te pases. Alégrate.
                -Si, si me cabreo. Decís que vais a por armas y comida, y venís con ¿qué? ¿Con que tenemos que ir a por una boca más que alimentar? Venga tío, no sé como cojones quieres que me lo tome. 
                -Haz lo que quieras, yo voy a por ella- Comimos las patatas, terminamos de reforzar puertas y ventanas y nos dirigimos todos en busca de Cherry. 

               A los pocos kilómetros nos quedamos sin combustible y los muertos nos rodearon, corrimos hacia una calle sin salida, una verja nos impedía seguir nuestro camino. Los ojos de todos aquellos muertos que venían hacia nosotros estaban inyectados odio e ira. Caminaba lentos y torpes algunos, otros un poco más ágiles. Miré hacia ambos lados, nadie sabía qué hacer, estábamos aterrados. Pero no, hoy no íbamos a morir. Cogí una taca de metal de un cubo de basura y comencé a aplastar cabezas. Acabé con dos y la tapa ya estaba machacada. Piensa, Piensa, me decía a mí mismo, piensa, piensa, tiene que haber alguna solución. Cada vez estaban más cerca. Marcus y Ryan empezaron a empujar la verja, pero nada, las cadenas que la cerraban era muy fuerte. Estaban a tan solo un paso. La luz del día desapareció rápidamente, hasta el Sol nos había abandonado, ya solo podíamos rezar.
Sin previo aviso, BUM! Uno de esos caminantes calló a nuestro lado, y después otro, y otro. Todos alzamos la vista hacia el frente, pero allí no había nadie.