Día 21


              Estuvimos andando sin parar hasta que el sol estaba sobre nuestras cabezas. Habíamos continuado recto siguiendo la carretera, pero al descansar nos desviamos hacia el interior de la zona arbolada, para refugiarnos del calor y descansar en algún árbol bajo su gran sombra. Saqué las cosas de la mochila para volver a hacerme una idea de lo que teníamos. Bebimos un poco de agua, y racionalizamos la comida. Decidimos comer solo a mediodía y la cena, prescindiríamos (evidentemente) del desayuno, ya que la única comida que teníamos estaba enlatada, y no quisimos arriesgarnos a dejarlo abierto y que se vertiera o se pusiera malo.  Después de beber, me tumbe e intenté dormir un poco, pero me fue imposible conciliar el sueño, ya fuese por la cantidad de luz que había o porque mi cabeza no podía parar de dar vueltas a todo este asunto. Me quedé mirando a ningún sitio en concreto, con la vista perdida en no sé dónde. Pasados unos minutos escuche la voz de Ryan hablándome. Gire la cabeza para mirarle, y vi que sus labios seguían moviéndose, pero solo podía fijarme en sus ojos. Putos ojos azules.
                -¿A que sí?- concluyó Ryan.
                -Mmm… Sí, claro que sí- contesté dubitativo.
                -No me estabas haciendo caso, ¿Verdad?
                -No, no, si te lo estaba haciendo, solo que me he ido de la conversación. Ya sabes, estaba pensando.
                - ¿En qué?
                -Pues… en cosas.
                -¿En cosas?
                -Si, en cosas – (Está parte de la conversación me resulta ahora igual de estúpida que en el momento)- ¿Por qué tienes tantas ganas de saberlo? Solamente eran estupideces- Ryan se rió.
                - Si fueran estupideces, me las dirías y punto, ¿No crees?- dijo con esa sonrisilla de sabelotodo, en plan te estoy ganando, y me voy a salir con la mía, gilipollas. (Pero para gilipollas está él. A mí nadie me deja por debajo).
                -Pero puede que para ti sean estupideces y para mí no lo sean- Bajo la mirada y volvió a mirarme.
                - Si no me lo dices jamás podremos averiguar si son estupideces- Y en ese momento, señoras y señores, es cuando pillé por donde iba. Se pensaba que estaba pensando en él. Y en cierto modo puede que tuviera un poco de razón, pero como ya he dicho nadie me deja por debajo.
                - Estaba pensando en…
                - ¿En…? – cada vez sonreía más y más. Iba a ser muy cruel, pero se lo merecía, por egocéntrico.
                -Pues eso, que estaba pensando en Cherry. Le echo de menos- La cara de Ryan se transformó. La sonrisa desapareció y bajó la mirada.
                - Ah, claro, Cherry- dijo con la voz decaída. Se levantó y se limpio el pantalón de tierra- Me voy a dar una vuelta.
                - Vale, pero no te alejes. Llévate esto- Le di la pistola y yo me quedé con la señal de tráfico- Si encuentras algo mejor que la señal, sería de agradecer- Dije con una sonrisa a modo de disculpa.
                -Seguro- cogió el arma y se fue.
                Me sentía bastante culpable. Yo creo que ya debería estar acostumbrado, ya que normalmente era así de cabronazo con la gente, iba a donde les dolía. Pero aún así, me seguían dando pena y me acaba arrepintiendo, pero normalmente era demasiado tarde, el daño estaba hecho, igual que con Ryan. Él sabía que me seguía gustando Cherry y que seguía enamorado de ella, pero también sabía que sentía algo por él, y jugaba con eso. Cuando estaba con Ryan, Cherry quedaba relegada de ese primer plano, pero aún así ella seguía siendo la primera. Bueno, dejémonos de rayadas. Ahora mi principal objetivo es encontrar a Cherry y refugiarnos en un lugar seguro. El problema es que ambas partes van a ser sumamente complicadas. Seguí pensando y me sumergí de lleno en mis pensamientos y en un profundo sueño.
                Cuando desperté comenzaba a ser de noche. Enseguida caí en la cuenta de que Ryan no había vuelto. La idea de volver a quedarme solo y a la vez pensar que podía estar “convertido” hizo que de inmediato me pusiera a buscarle como un loco por la oscuridad del bosque. Estaba asustado, necesitaba encontrarle. No podía permitir que la otra persona a la que (quería) tenía un cierto cariño desapareciera también. Me fui adentrando en el bosque. Y seguía sin haber rastro de Ryan.
                De pronto entre la espesura de los árboles me llegó un ruido inconfundible: El lamento de los muertos.  Corrí tan rápido como pude hacía el  sonido, pensando que Ryan estaba en peligro. Seguí corriendo y llegué a una explanada. Me paré en seco. Ante mí había toda una legión de zombies rodeando una casa de madera de dos pisos. Los zombies más cercanos a mí se giraron y abrieron sus fauces. Salí huyendo de allí. Sabía que Ryan estaba encerrado en ese sitio. Pero ahora mismo estaba siendo seguido por cinco de esos gules. Tenía que pensar en una forma de librarme de ellos, y rápido.